Julio I. González Montañés |
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Islam, Bizancio y judaísmo
No solo en el arte católico existen representaciones artísticas de Isaac con los ojos vendados en su sacrificio. También en el arte islámico, bizantino y judío hay algunos casos, a pesar de la tendencia anicónica de estas religiones. En el arte bizantino y en el judaico son escasas en número, pero en el Islam son relativamente abundantes y, porcentualmente, son mucho más frecuentes que en el arte occidental, siendo prácticamente la regla general para la representación del tema en los ámbitos en los que se toleraron las imágenes. |
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1-Islam
La religión islámica, como la judía, interpretó la historia del sacrificio de Isaac/Ismael como el modelo más claro de la obediencia ciega (Islam=sumisión) que los humanos deben a Allah. Así lo hace el Corán (sura 37, vv. 99-107), el cual, aunque no menciona la venda, hace hincapié en el sometimiento y en la postura de Isaac con la cara en tierra, como en los rituales de oración musulmanes:
Y cuando (Ismael) era lo bastante mayor para ayudar en las tareas (de Ibrahim), este dijo: “¡Oh mi querido hijo! ¡He visto en sueños que debía sacrificarte: considera, pues, como lo ves tú!” [Ismael] respondió: “¡Oh padre mío! ¡Haz lo que se te ordena: hallarás que soy, si Allah quiere, paciente en la adversidad!” Pero cuando ambos se hubieron sometido a la voluntad de Allah, y le hubo tendido sobre el rostro, le llamamos: “¡Oh Ibrahim, has cumplido ya con la visión!” Así, realmente, recompensamos a los que hacen el bien: pues, ciertamente, todo esto fue en verdad una prueba, clara en sí misma. Y le rescatamos mediante un sacrificio magnífico, y de esta forma le dejamos como recuerdo para futuras generaciones: “¡La paz sea con Ibrahîm!”.
Siguiendo la prescripción coránica de recordar el sacrificio en las futuras generaciones, en el mundo islámico se celebra anualmente la fiesta del cordero, llamada Aid-al-adha (fiesta del sacrificio) o Aid-el-kebir (fiesta grande), en la cual se sacrifica una res (cordero, carnero o vaca), en recuerdo del canje que Dios le hizo a Abraham/Ibrahim.
Por lo que respecta al arte, la venda aparece en la miniatura a principios del siglo XV en la escuela iraní de Shiraz (Antología del sultán de Iskandar, c. 1410) y es relativamente frecuente –teniendo en cuenta la iconoclastia musulmana- hasta el siglo XVIII en el arte timurí, persa y otomano (9 casos he catalogado en mi Base de datos). Como hemos visto, el Corán no menciona la venda y no tengo claro si su presencia en el arte islámico es fruto del conocimiento del arte cristiano o una transposición de las imágenes musulmanas de reos ejecutados o flagelados en las que suele aparecer (véase FOTO).
En la actualidad, en los ambientes islámicos que toleran las imágenes, se siguen haciendo representaciones estereotipadas del tema (véase FOTO), especialmente en el Islam africano y de próximo oriente, donde se distribuyen como estampas en los centros de peregrinación y las mezquitas. La presencia de la venda es casi general en la escena y, al respecto, cabe destacar que en muchos lugares, el carnero de la fiesta del sacrificio se engalana con una cinta roja –o tinte- en sus cuernos, y se le vendan los ojos antes de degollarlo, como sucede en muchas zonas rurales de Turquía en el Kurban Bayramı (GLASSIE, Henry H., Turkish Traditional Art Today, Indiana University Press, 1993, p. 224).
2- Bizancio
En el arte bizantino, el motivo aparece a finales del siglo XII en la Sicilia normanda (‘Paliotto’ de Salerno, mosaico de la Capilla Palatina de Palermo….) en piezas que he clasificado como románicas, aunque en algunas son evidentes las influencias bizantinas, especialmente en los mosaicos de Palermo. Al margen de este ambiente románico-bizantino, solo conozco cinco obras con cronologías que van desde principios del siglo XVIII (frescos de Raduil, Bulgaria) hasta el XIX.
3-Judaísmo
En la tradición judía, el episodio del sacrificio de Abraham pasó a ser en la liturgia el prototipo de todos los sacrificios y, simbólicamente, se renovaba en el sacrificio diario de mañana y tarde en el templo, en el cual se debía de mantener una estricta conformidad a ciertas reglas para ser aceptado por Dios, la primera de las cuales es la de atar a la víctima de pies y manos. Según la tradición rabínica, el sacrificio de Isaac tuvo lugar durante la Pascua y por ello se celebra anualmente la fiesta del Aqedha, la “atadura”. La tradición midrashica y el tárgum hacen hincapié en los miembros atados de Isaac, pero no mencionan la venda en los ojos, la cual, sin embargo, aparece en el arte judío y en el romancero sefardí. La aparición del motivo en el arte es, hasta donde yo conozco, tardía (siglo XVII). Salvo que consideremos, como Gutmann, que el mosaico de la sinagoga de Beth Alpha, en el cual Abraham sujeta a Isaac por los extremos de un pañuelo anudado en su cuello, sea fruto de un error de interpretación del motivo de la venda inspirado en ejemplares paleocristianos como la terracota del Museo del Bardo. No hay casos en las sinagogas primitivas ni en la miniatura medieval judía (GUTMANN, (1987), pp. 67-89 y (1989), p. 194). De finales del siglo XVII (1692) es un libro de oraciones judeo-greco, actualmente en la Biblioteca del ‘Jewish Theological Seminary’ de Nueva York. Hacia 1700 se fecha un relieve del Museo judío de Amsterdam, procedente de una casa de la calle de San Antonio de la ciudad, y en torno a 1720 los relieves de estuco del salón de la casa del comerciante judío Abraham Elias Model en la ciudad de Monheim (Alemania).
Son escasos ejemplos, pero también en los romances sefardíes se menciona la venda, así como en romances cristianos castellanos leoneses y cántabros influidos por aquellos (véase BARUGEL (1989).
Dése prisa, padre mío, cúmplase luego el mandado; los brazos me atará atrás con un cordón encarnado; los ojos me ha de vendar para no verle airado. (Puente-Pumar)
…y póngame un paño a los ojos porque no le mire airado. (Herreruela)
Padre, si me ha de matar, me ha de tapar con un paño, para que yo no le vea ni le mire con mal grado. (San Martín)
En algunos casos no se menciona la venda sino que se habla genéricamente de "tapar los ojos", lo que concuerda con los casos en los que Abraham cubre con su mano el rostro de su hijo para que no vea la espada, frecuentes en el arte cristiano y también en el hebraico:
…los ojos me tapará para no verle airado. (Salceda)
Biblioteca de la Universidad de Wroclaw, Ms. OR. I, 1, ca. 1290
Las leyendas midráshicas no mencionan la acción de vendar los ojos, pero describen con detalle la emoción que sintió Abraham mientras preparaba a su hijo para el sacrificio y su llanto, que caía en los ojos de Isaac:
Los midrash, mencionan la ceguera de Isaac, pero como una enfermedad de su vejez, aunque se insinúa que se habría podido producir como un efecto retardado de la contemplación de la divinidad en el instante mismo del sacrificio, o por la acción de las lágrimas de los ángeles como afirma un antiguo midrash citado por Albert Barugel:
Un rasgo interesante, presente en buena parte de la tradición rabínica, es la creencia en que Isaac era un adulto, y no un niño, cuando se produjo el sacrificio que él habría aceptado voluntariamente y con pleno uso de razón, resaltando así su sometimiento a los designios divinos. Algunos comentaristas cristianos de los primeros tiempos aceptaron esta hipótesis, presentando a Isaac como un protomártir, pero la mayoría (Cirilo, Gregorio de Nysa, Romanos, Eusebio de Cesarea), siguiendo lo que el Génesis da a entender, afirman que era un joven, e incluso un niño pequeño (véase KESSLER (2004), p. 107). Hay, no obstante, en el arte occidental algunos casos de Isaacs adultos, y con bigote como el que aparece en una dovela de Sta. Eulalia de Benet (Francia, siglo XII).
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